el pobre que nos da tanto!
Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. 2a Corintios 8:9
Jesús nació en un pesebre (Lucas 2:7).
Para su presentación en el templo, sus padres solo pudieron llevar la ofrenda del pobre (Lucas 2:22-24).
Vivía en Nazaret, un pueblo despreciado (Juan 1:46).
No tenía casa (Mateo 8:20). Muchas mujeres de diversas clases sociales “le servían de sus bienes” (Lucas 8:3).
Cruzó un lago en una barca y se quedó dormido sobre un cabezal (Marcos 4:36, 38).
Tuvo sed, pero no tenía un cántaro para sacar agua del pozo, por ello tuvo que pedir a una mujer de mala reputación que le diera de beber (Juan 4:7-8).
Para alimentar una multitud, utilizó los cinco panes de cebada y los dos peces que un niño le dio (Juan 6:9).
Tuvo hambre, y la higuera que vio de lejos no tenía fruto (Mateo 21:18-19).
No tenía dinero para pagar el impuesto del templo (Mateo 17:24-27).
El domingo de Ramos, Jesús entró en Jerusalén montado en un pollino que pertenecía a otra persona (Lucas 19:30), y que no era precisamente el medio de transporte empleado por los reyes.
La tumba donde su cuerpo fue depositado no le pertenecía (Mateo 27:59-60).
No tenía nada propio, pero sí mucho que dar (versículo del día). ¡Incluso dio su vida por mí y por usted! (Mateo 20:28). ¿Lo ha aceptado como su Salvador?
Génesis 45 – Mateo 26:14-46 – Salmo 22:1-5 – Proverbios 8:28-31© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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