suficiente

• Cuando surge alguna dificultad en el viaje de nuestra vida, nuestro primer pensamiento es a menudo: ¿Cómo podemos evitarlo? ¿O cómo podemos deshacernos de ellos lo más rápido posible? Sin embargo, a menudo no es posible cambiar la situación. ¿Entonces qué? ¿Tenemos que desesperarnos? No.

Pablo nos muestra el camino en que nosotros también podemos caminar. El gran apóstol de las naciones tenía una enfermedad, una discapacidad: habla de un aguijón para la carne (2a Corintios 12:7). Él creía que esta “espina” le impedía en su servicio al Señor. Así que le rogó tres veces que lo librara de ella.

Pero la respuesta no fue como Pablo había deseado. En lugar de quitar la dificultad, el Señor le prometió: “Te basta mi gracia, porque mi fuerza se cumple en la debilidad” (2a Corintios 12, 9). La gracia del Señor bastaría para soportar lo que Él ha impuesto. El Señor quería que Su poder obrará en la debilidad del Apóstol.

¿Estaba Pablo decepcionado con la respuesta del divino Maestro? ¡De nada! Lo aceptó, se paró debajo de él, y luego pudo decir: “Por lo tanto, me gustaría jactarme mucho más de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda morar sobre mí”. Aprovechó plenamente la gracia que el Señor puso a su disposición con un corazón alegre.

¿No podría ser esta también la solución a tu problema y al mío? En nuestra enfermedad, en nuestras dolencias, en las dificultades de envejecer, ¡hagamos pleno uso de la gracia de nuestro Señor! Él quiere que Su poder entre en juego incluso en tu debilidad y en la mía.

Con el poeta queremos decir:

• Incluso si soy débil, sé
  con certeza que Él es poderoso en los débiles.
  Hay fuerza en Él, dice Su Palabra.
  Él es mi roca y mi refugio seguro.

Mirando la meta, estamos de acuerdo con las palabras de otro poeta:

• A la gloria de ti confesamos,
  cuando seamos revelados:
  Tuyo debe llamarse
  toda obra que fue poderosa en los débiles.