Una sincera oración

Alef (QUINTO VERSO) SALMO 119

“¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos Para guardar tus estatutos!” Salmo 119:5. El salmista no es solo un hombre de meditación es además un hombre de oración. Ese “Ojalá” no es inspirado, es un arabismo español que deberíamos sacar de nuestro lenguaje pues hace mención de “Ala” el dios de los musulmanes. Lo que se dice textualmente es un ardiente deseo expresado en oración: ¡Cuánto deseo afirmar mis caminos para cumplir tus decretos! Aquí aparece la quinta forma de aludir a la palabra de Dios como “Estatutos” (decretos), vocablo que alude a leyes puestas por escrito para obedecer continuamente. Es del todo cierto que los estatutos judíos son distintos a los de la iglesia y que aún más ella no está bajo la ley de Moisés (Gálatas5:18). Sin embargo la iglesia no está sin ley sino bajo la ley de Cristo (1a Corintios. 9:21). Las ordenanzas u estatutos para ella son llamados mandamientos del Señor y tienen que ver ya no con temas civiles y culturales como los mandamientos de Moisés, sino con temas espirituales propios de su herencia celestial (1a Corintios 11:4-7; 14:34-35). Se destaca como mandamiento para ella la celebración semanal de la cena del Señor en “el día del Señor” o el “primer día de la semana” (Hechos 20:7; 1a Corintios 11:20-29), mencionado como “partir el pan” (Hechos 2:42 y 46). Además las reuniones o cultos sin instrumentos musicales sino solo el corazón redimido (Efesios 5:19). También la Piedad en el vestir del hombre y la mujer creyente (1a Timoteo 2:8-12). Todo esto y mucho más coronado por el mandamiento del amor establecido por el Señor estando aún con los apóstoles (Juan 13:34-35) y resaltado por el apóstol Pablo al decir, “Todas vuestras cosas sean hechas con amor” (1a Corintios 16:14). Ahora el salmista habla de “ordenar sus caminos” y desea ser guiado frente a tanto camino mundano. Tal asunto requiere obedecer el buscar un lugar para congregarse donde esté el nombre del Señor y se respete su palabra (Deuteronomio 12:5). En esto hemos de poner mucho cuidado para ordenar nuestro andar, “Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres” (Deuteronomio 12:13). Ese lugar es aquel donde se congrega su pueblo al nombre del Señor y lo hacen “como iglesia” según el modelo bíblico de las Siete columnas (Hechos 2:41-42). Entonces no solo tenemos la Biblia como la buena palabra de Dios sino que además un lugar llamado la iglesia local donde acudir para que nuestros caminos sean ordenados.

Camilo Enrique Vásquez Vivanco

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